Como en casa: Capítulo 3

Implantándose

Jaejoong bajó del autobús enfocando los nombres de las calles, metió una mano en el bolsillo delantero de su pantalón y sacó de este una hoja trozada donde tenía escrita la dirección de la casa. Apenas una semana antes había estado ahí, pero dado que el abogado Park lo llevo directamente en su auto, él no presto la suficiente atención como para encontrar el camino por sí mismo.

Mientras recorría las tres cuadras que lo separaban de su destino, repasaba en su mente el porqué estaba haciendo eso, ahorrar dinero era lo principal. Lo que generalmente gastaría en una renta, podría guardarlo y aunarlo a lo que recibiría de otras personas, de cuatro para ser exactos.
No era fácil el aceptar que conviviría con extraños, pero lo intentaría siempre pretendiendo mantener su privacidad lo más posible. Además, el licenciado menciono que se trataban de buenas personas, dos años parecía mucho tiempo pero consideraba que el resultado bien valía la pena para soportarlo.
Los planes para un futuro eran fáciles de crearse cuando lo primordial sería que tendría un techo sobre su cabeza con todo y su escueto salario.
Existía la posibilidad de que las cosas entre sus inquilinos y él no funcionaran, pero de alguna forma se las ingeniaría para lidiar con ellos y de no ser así, lograr que se marcharan por su propia voluntad.
Reconoció la fachada al instante, regreso el papel a su pantalón y oprimió el botón del timbre recibiendo un ligero toque de corriente eléctrica, el suficiente para hacerse para atrás tambaleándose, frunciendo el entrecejo después.
La puerta se entreabrió dejando a la vista medio cuerpo de un hombre que lo examinaba de pies a cabeza.
Jaejoong le devolvió la perspicaz mirada antes de hablar. —Estoy aquí para junto con el abogado Park…
—Ah sí —El sujeto agitó su mano haciéndose a un lado y apartando solo un poco más la puerta—. Yoochun-ssi ya está aquí, entra.
Jaejoong avanzo en el interior sin vacilación, escuchando el rechinido de las bisagras al cerrar el portón. Para cuando volteo al frente, el hombre ya estaba cerca de la entrada principal de la casa, apresuro sus pasos ingresando por esta casi detrás de él.
Agrupados en la sala, encontró al tipo semidesnudo –ahora con ropa– con el que había tenido el malentendido en su primer visita ahí, al abogado, y a dos hombres más.
La similitud de uno de ellos con una persona de tiempo atrás, era gigantesca, por lo que dedujo que se trataba del mismo individuo. Sin duda eso fue un punto negativo respecto a todo el hecho de mudarse ahí.
Ya era bastante fastidioso el pensar en compartir un mismo espacio con otra gente para ahora sumarle la presencia de él. Por lo que por un segundo deseo mandar el asunto al diablo, rechazar la oferta, volver a su acostumbrada situación y olvidarse completamente de esto. Pero entonces concluyó que ya no quería regresar, que estaba cansado de hacer de todo y nunca tener nada.
Tenía años trabajando de sol a sol y cada mañana se preguntaba que había ganado con eso, lo único que venía a su cabeza era sobrevivir. Ninguna valiosa posesión estaba a su nombre, absolutamente nada lo respaldaba en caso de emergencia, no había bienes para solucionar sus males futuros.
Así que existiendo esa latente oportunidad de finalmente hacerse acreedor de algo meritorio, ¿por qué no deshacerse de la incomodidad transitoria y encauzarse solo en lo importante? que al fin y al cabo, él no estaba ahí más que para construir su porvenir y no revivir su pasado.
Firme en sus convicciones, dio un paso adelante fijándose en nadie en particular. —Mi nombre es Kim Jaejoong y seré su nuevo casero —declaró notando lo sorprendidos que lucían cada uno de ellos.
—Me alegro de escuchar eso, Jaejoong-ssi —Yoochun dijo mostrando una ligera sonrisa—. Estoy seguro de que la mayoría de los aquí presentes ahora podrán respirar con más tranquilidad.
Ninguna de las caras reflejo serenidad en absoluto, sino más bien una mezcla de asombro e incertidumbre que prolongo el silencio hasta ser incomodo.
Yoochun aclaro su garganta tomando asiento en el sillón individual desocupado, colocó su maletín sobre las rodillas y sacó de este dos hojas. —Hablaremos en términos generales sobre la última voluntad de la señora Jang, tal y como ella quería que lo hiciera.
—Antes de eso ¿alguien quiere té? —Junsu preguntó empezando a prepararse uno para el mismo.
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Heechul entró en la cocina dirigiéndose al fregadero, vació en una de sus manos un poco del detergente de lavaplatos líquido y frotó ambas rociando un poco de agua unos segundos antes de enjuagarlas por completo.
Sabía que ese tipo de jabón no era el adecuado para su piel, pero no soportaba el ver la orilla de sus uñas sucia, eso era un hecho que no podía pasar por alto.
Dobló los diez dedos asegurándose de que todos y cada uno de ellos estuviera perfectamente limpio, sonrió cuando lo confirmo.
—¿Hyung, cómo te fue? —Changmin abrió la puerta del refrigerador guardando su yogurt de beber a medio terminar.
—Fue la cita más aburrida que he tenido en meses, él se mantuvo hablando de prótesis y extracciones dentales —habló recargando su cabeza en uno de los gabinetes de la alacena—. Una carrera más para tachar en las profesiones de mis futuros prospectos.
—Eso deja entonces muy pocas posibilidades para que consigas a alguien honesto, quizás a este paso acabaras saliendo con un vago.
—¡Yah, ¿qué estas insinuando?!
Changmin dejo escapar un ronco quejido al recibir un puñetazo en su hombro siguiendo de inmediato a Heechul a la sala para devolvérselo, desechando la idea al verlo sentado en la escalera con su barbilla apoyada en sus brazos y estos en sus piernas.
—¿Cómo les fue con el tipo ese?
Heechul se había disculpado para retirarse antes de que Yoochun siquiera comenzara a leer los documentos en sus manos, él realmente odiaba la impuntualidad en cualquiera de sus compromisos y su reloj le indico que si no se iba en ese momento, él llegaría tarde. Pero si hubiera sabido que unas horas después estaría ampliamente fastidiado del tipo con el que comía, simplemente no se habría presentado en el lugar.
Changmin se acomodó a su lado estirándose a lo largo de los escalones, mirando hacia el techo poniendo el dorso de una de sus manos en su frente y la otra sobre su estómago. —No se quedo mucho después de que te fuiste, solo subió a ver su habitación. Pero dijo que regresaría en la semana.
—¿Vivirá aquí? —Heechul cuestionó ladeando su cabeza hacia Changmin.
—Así parece.
—Presiento que será un problema lidiar con él.
Con un gran resoplido, Heechul se puso de pie para subir al segundo piso casi tropezando a la mitad del camino al sentir un leve empujón en su espalda, reaccionando justo cuando Changmin corría sonriendo hacia su recámara.
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Jaejoong pasó una parte de su tiempo buscando –sin obtener éxito– empleo, y la otra empacando. Sus pertenencias se reducían a ropa y viejos electrodomésticos que había adquirido seminuevos. A la mayoría de estos no los necesitaría mas, con lo poco que observo en su pronto-nueva casa, sabía que esta estaba bien equipada, un poco rudimentaria, pero esencial.
En cajas de cartón con el emblema de bebidas alcohólicas, colocó todas aquellas cosas que no cupieron en sus dos –únicas– maletas deportivas. Gracias a Hyunjoong, quien era uno de los barmans del club donde trabajaba, ahora no tendría que utilizar bolsas de plástico para trasportar los objetos. Jaejoong no estaba completamente seguro si podía llamarlo amigo, pero en definitiva de entre los empleados que ahí laboraban, solamente a él era con quien sentía la confianza para pedir un favor.
Cruzó las correas de las dos valijas desde su cuello hasta su cadera por ambos costados y sujetó una de las cajas con sus brazos libres, salió de su departamento emparejando la puerta tras de sí, bajó las escaleras y escondió las cosas debajo del hueco de esta antes de regresar por las cajas restantes.
Una vez con todo ahí, detuvo un taxi y le pidió al conductor que abriera la cajuela del vehículo. El hombre lo ayudo a ajustar el equipaje para después partir rumbo a la dirección que se le dio.
Jaejoong pagó el viaje luego de que sitúo sus cosas fuera de la casa, aun no tenia llave por lo que tendría que tocar el timbre, frunció el ceño solo de pensar en recibir otra descarga eléctrica.
Para su alivio personal, uno de los hombres que vivían ahí emergió quedándose paralizado al casi chocar contra él. Desafortunadamente Jaejoong no lo hizo y pegó su frente contra la de este al intentar pulsar el botón.
—Lo siento.
Heechul afiló su mirada sin moverse de la entrada ni responder a la disculpa. —Voy salir a comprar algo, pero puedes pasar —dijo apartándose siguiendo caminando por la acera.
Jaejoong bufó optando por solo concentrarse en meter el cúmulo de objetos sobre el pavimento. Heechul volvió para cuando ya los tenía todos apilados a un lado de la puerta de la casa, los esquivo e introdujo la llave dándole una suave sacudida a la chapa para abrir.
Como en la ocasión anterior, Heechul entró dejando al otro atrás, destapó su helada paleta de piña colada y se sentó en el brazo del sillón observando calmadamente como Jaejoong ingresaba a duras penas con las maletas y cajas, riendo discretamente cuando a nada estuvo de que una de estas vaciara su contenido en el suelo.
Jaejoong observó al hombre por el rabillo de su ojo derecho mientras subía y bajaba las escaleras para llevar las cosas a su dormitorio. Abandonó todo en medio del cuarto, hincándose frente a la caja con la palabra ‘utensilios’, levantó los extremos unidos de esta y buscó dentro un empaque y desarmador de cruz.
Con ambos artículos en sus manos se dirigió a la puerta y comenzó a desatornillar la perilla en esta. Cuando la desmonto por completo la dejo en el piso y abrió el envoltorio de plástico de una nueva. Depositó cada una de las piezas junto a sus pies para leer en el instructivo la sección donde indicaba como separar el picaporte. Hizo lo que mostraba las ilustraciones impresas en blanco y negro y consiguió desunir las dos partes de la cerradura. Encajó adecuadamente cada una en el círculo vacio de la puerta y recogió el desarmador junto con la pequeña bolsa con tornillos.
Mientras giraba su muñeca para atornillar, se apoyó en el marco mirando a Heechul quien lo vigilaba desde el comienzo del pasillo. —¿Ustedes cuánto pagan de renta? —inquirió.
—¿No lo mencionó Yoochun-ssi ya? —Heechul contestó comiendo de su –a nada de acabarse– paleta.
Jaejoong rodó los ojos, era obvio que si preguntaba era porque él no lo había hecho. —No —soltó volviendo su vista a la perilla para ajustar otro tornillo.
—Entonces supongo que es confidencial —explicó rodando el palito de madera entre sus dedos.
Jaejoong interrumpió la instalación para verlo fijamente. —¿Le han estado pagando a él? —argumentó ignorando la falta de disposición del otro, acostumbrado a ser paciente y tratar con gente poco amable, no se permitió irritarse por él.
—No —Heechul confesó cruzándose de brazos descansado su cuerpo en el filo de la pared—. Hemos estado usado el dinero para arreglar esta casa, espero que ahora que llegaste, hagas las pertinentes reparaciones.
—Primero debo examinar las condiciones para saber que es necesario y que no —Le respondió rotando la perilla, comprobando que estuviera fijada correctamente y despejó el piso para poder cerrar la puerta.
Abrió sin ningún problema, colocó el seguro y luego lo quitó con una de las llaves que incluía la cerradura.
Satisfecho, Jaejoong limpió su desorden poniéndolo dentro de una caja. Vio sobre su hombro como Heechul ahora estaba en el pedazo de pared frente a la entrada de la habitación, resopló mirando alrededor. —¿Nunca nadie ha ocupado este espacio?
—Este era de halmoni —Heechul respondió acercándose pero aún sin entrar—. Yunho, uno de los chicos que viven aquí, sugirió donar los muebles y ya que ninguno de nosotros los ocupaba, estuvimos de acuerdo con ello.
Jaejoong asintió yendo a recorrer las persianas que cubrían la ventana. —¿Cuánto tiempo llevan aquí?
—¿Por qué nada de esto se discutió con Yoochun-ssi? ¿Por qué tengo que ser yo el que te de ese tipo de información? —Heechul rebatió.
—Bien, le preguntare a él —Frustrado, Jaejoong desplazó sus cosas con sus pies hasta uno de los rincones.
Heechul asintió dando una palmada en el marco de la puerta, yéndose hacia su propia recámara.
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Yunho dejó cinco bolsas verdes en la encimera de la cocina antes ir a ayudar a Junsu con las tres que llevaba él.
—Hyung, no le digas a nadie lo que pasó en el supermercado —dijo Junsu cuando Yunho sin preguntar, desocupó sus manos.
—Solo fue un accidente, no tienes de que preocuparte.
—No importa, no les digas —Junsu insistió empezando a vaciar las bolsas, agrupando los productos de acuerdo al tipo de estos—. Sabes que se reirán de mí.
—Entonces deberías ir a cambiarte, si no quieres que pregunten por qué tu pantalón esta blanco de atrás.
Junsu torció su cuello lo más que pudo para ver su parte trasera, marcas blancas lo abarcaban desde sus muslos hasta la mitad de sus pantorrillas, dejo sobresalir su labio inferior dirigiéndose al baño.
Cuando Yunho se ofreció a ser quien lo acompañara a realizar las compras, Junsu consideró que era una excelente idea ir con él y no con Changmin –con quien usualmente acudía–, puesto que podrían ahorrarse lo del taxi que tendrían que pagar si iban por su cuenta. Nunca creyó que estaría agradecido por ser precisamente Yunho quien fuera con él ese día.
Con el carro del autoservicio prácticamente lleno, Junsu seguía a Yunho quien llevaba la lista de lo que debían conseguir, simplemente porque de esa manera evitaban perderla ya que las ineficientes habilidades de Junsu por conservarla hasta salir del lugar, les había hecho aprender que él no debía hacerse responsable de esta.
Al pasar por el estrecho y extenso pasillo de pastas y granos, recordó que en la lista había omitido apuntar la harina, así que se acercó al estante donde estaban diversas marcas de esta. Alcanzó uno de los paquetes en el cuarto entrepaño colocándolo en la punta de la montaña de artículos que llevaba, y siguió caminando.
Tan solo unos metros más adelante, percibió un sonido hueco y a una espesa nube de polvo blanco elevarse a la altura de sus hombros, bastó que volteara al suelo para darse cuenta de que el paquete que hasta hace unos minutos tenía en su carro, ahora estaba plenamente esparcido en los moteados mosaicos de la tienda departamental.
Un vergonzoso calor se propagó por su rostro mientras miraba disimuladamente alrededor buscando testigos de lo sucedido. Nadie, no encontró ni a una sola persona observándolo, por lo que se propuso huir de la escena del crimen lo más pronto posible.
Al frente, notó a Yunho entretenido examinando las servilletas desechables, por lo que Junsu maniobró logrando que las llantas esquivaran el sucio desastre, no fue ese el mismo caso de sus tenis, cuyas suelas derraparon fácilmente en la sustancia provocando que resbalara, primero impulsándose hacia delante mandando el carrito de compras lejos y después cayendo de sentón sin control alguno.
Junsu tuvo miedo esta vez de inspeccionar a los demás clientes, por lo que solo trato incorporarse rápidamente. Ya que la superficie le estaba complicando demasiado el lograrlo, tanteó el contorno hasta deparar con un mueble al que calificó de suficientemente fuerte como para soportar su peso si se sostenía de este.
Apreciación fallida, ya que la débil mesa de plástico cubierta por un mantel de terciopelo rojo no fue capaz de mantener su balance entre el peso que ya sostenía y el agregado del cuerpo aferrado a esta.
Una falsa pirámide se derrumbó sobre Junsu junto con la mesa, dejándolo sepultado por rollos de papel higiénico. ¡Él pensó que eso solo sucedía en las películas!
—¿Estás bien? —Oyó la disminuida voz de Yunho desde el exterior—. Dame la mano.
Pero Junsu se negó a obedecer porque aún sin ver, indudablemente había gente observándolo, incluso el podría jurar que burlándose de él.
Sin su consentimiento, fue instado a levantarse por Yunho quien lo estudiaba de arriba-abajo revisado cualquier daño. —¿Te duele algo? —Le preguntó.
Decir el orgullo quizás no era la mejor respuesta para dar, así que Junsu murmuro ‘no’ antes de fijarse en los preocupados ojos de las personas que los rodeaban, empleados se encargaban ya de re-ordenar el desastre y otros clientes solo eran espectadores por un segundo antes de continuar su camino.
Junsu hizo lo que comúnmente alguien apenado haría, poner una sonrisa tonta y pretender que no fue nada mientras sacudía su pantalón.
Y luego de localizar su carro estampado en uno de los stands a un metro de ellos, partieron rumbo a las cajas registradoras. A él le pareció eterno el sinuoso trayecto y solo volvió a respirar con tranquilidad cuando estuvo dentro del automóvil.
Yunho no mencionó nada que pudiera interpretarse como mofa o sarcasmo, como lo hacían todos los que alguna vez habían presenciado sus “torpezas”. Yunho era alguien que siempre le mostraba comprensión y apoyo, y eso era algo que Junsu apreciaba mucho.
Antes de abandonar el baño, se envolvió desde sus hombros con su gigante toalla naranja, hizo de su ropa un bulto que abrazó en su pecho y espió el pasillo para saber si este se encontraba desolado para poder salir sin que nadie viera las partes que deseaba conservar escondidas.
No encontrando moros en la costa, se apresuro a su habitación.
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—El nuevo dueño estuvo hoy aquí —Heechul declaró sacando del refrigerador un envase con gelatina –light– de fresa.
—Oh —Yunho dobló las vaciadas bolsas de tela y las metió en el cajón inferior del mueble integral junto a la estufa—. ¿Te dijo algo?
—Nada importante —Puso encima de la formica la tapa metalizada del recipiente de plástico y clavó una cuchara desechable en el postre—. Solo que el viernes por la tarde vendrá junto con Yoochun-ssi y que desearía que todos estemos presentes porque quiere discutir nuestra nueva situación —Heechul terminó la frase con una media sonrisa.
—Tendré que cancelar mis citas vespertinas entonces.
—Ese tipo no puede disponer de nuestro tiempo como si él fuera dueño de este.
—Creo que no estamos en la posición para protestar —Yunho tomó la envoltura y la tiro en el bote de basura a un costado de la puerta trasera—. Recuerda que no debemos empezar con el pie izquierdo.
—Díselo a él —rebatió después de comer una porción de la gelatina— Yo no soy el que lo primero que hizo al llegar aquí, fue cambiar el pomo de la puerta por uno con llave.
Yunho lo miró por un segundo y se encogió de hombros. —No nos conoce.
—Lo que sea.
Heechul arrojó el envase –con cero muestras de cuál era su contenido– en el cesto y caminó hacia el patio, sonriendo después cuando Yunho lo alcanzó y pasó un brazo sobre su espalda. —Eventualmente todo saldrá bien —aseguró.
Aunque Heechul lo dudaba, no lo contradijo porque sus esperanzas deseaban que él estuviera en lo correcto.
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Jaejoong llegó justo a las cinco en punto tal como lo pactó para ese viernes por la tarde. La reunión estaba llevándose a cabo en el comedor ubicado en el rincón de la sala. Casi llena con cada uno de ellos sentado en una de las sillas, solo restando la posición que ocuparía Yunho una vez que llegara.
—Realmente sigo sin creer lo que pagan de renta. Es casi inaudito, técnicamente están viviendo aquí de forma gratuita —Jaejoong soltó poniendo sus manos en la lisa superficie de la mesa.
—¿Y nuestras comidas? ¿Y los demás gastos? esto no se mantiene solo, sabes —Heechul señalo el espacio con ambos brazos.
—¿Como han estado pagando los servicios? —Ya que se dio el tema, Jaejoong preguntó acerca de ello.
—Yunho hyung ha cubierto la mayoría —Junsu indicó.
Jaejoong asintió entregándole a cada uno, tres hojas engrapadas. —Haremos un contrato, a partir de ahora yo pagaré los servicios de agua, luz, gas y teléfono.
—E internet —añadió Changmin.
Jaejoong lo miró arqueando una ceja uniendo sus manos al frente. —No necesitamos eso.
—Claro que si, ¿cómo se supone que haga mis tareas sin internet?
—No lo sé, supongo que para eso existen lugares donde rentan por hora —expuso.
—¿Moteles? —Heechul musitó con diversión.
—Cibercafés —Jaejoong aclaró sin prestarle mayor atención—. Respecto al contrato, si leen el segundo párrafo, podrán ver que para solventar dichos servicios, es necesario incrementar la mensualidad.
—¿Qué? ¡No! —dijeron Heechul, Junsu y Changmin al unisonó.
Jaejoong miró al callado licenciado Park buscando en él apoyo, al no obtenerlo, especificó: —Dado que el aumento no lo estipulaba el testamento y tampoco será una democracia el decidirlo, les diré que a partir de mañana la renta mensual será de…
—¡No! ¡Ni siquiera ha pasado un mes! —Junsu resaltó.
—Ese no es problema, me pagarán solo lo equivalente a los catorce días que faltan para el fin de mes —explicó hacia los tres—. Tendrán un plazo de tres días al inicio del siguiente para hacerlo, si esto no sucede tendré que recurrir a otros medios, como por ejemplo la ley.
—¿Estas amenazándonos? —Heechul reclamó frunciendo el ceño—. ¿Qué harás si no firmamos esto? —Zarandeó en su mano las hojas.
—Están obligados a ello puesto que de eso depende la renta de sus habitaciones y ustedes fueron informados de que si no cumplían con ella, no podrían permanecer más tiempo aquí. ¿No es así Park-ssi?
—Sí, así es —Yoochun afirmó.
Detectaron el click de la puerta al ser cerrada mandando su atención hacia ella. —Perdón por la tardanza —Yunho rápidamente se sentó en la silla en el extremo contrario a Jaejoong—. ¿Alguien puede resumir lo que han hablado?
Suspiros llenaron el ambiente mientras compartían miradas para decidir quién sería el encargado de comunicar las malas nuevas.
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—Habrá un reglamento —puntualizó Jaejoong—. Todavía no lo tengo del todo formulado, pero se los haré saber en cuanto lo termine.
—Y supongo que cualquier violación a este, será una excusa para sacarnos de aquí —Heechul canturreó.
—Sería un mal comportamiento, por lo tanto, si —aseveró—. Pero además, ayudará a que nuestra convivencia sea cordial.
Gestos de indiferencia fue lo único que recibió y con tal, él reacciono igualmente. —¿Hay algún acuerdo especial para la comida? —preguntó en general.
—Asignamos la responsabilidad por semanas —habló Changmin—. Cada uno de nosotros debe conseguirla para los demás durante siete días hasta que sea el turno de alguien más.
—¿Eso quiere decir que todos cocinan?
—Solo yo solía hacerlo, pero ya no mas —Junsu proclamó enderezándose en su asiento.
Desechando el deseo de cuestionar el porqué ya no lo hacía, Jaejoong continuó con su idea original. —Yo estoy acostumbrado cocinar, por lo que no sería el gran problema hacerlo para más personas —ofreció cruzando sus piernas por debajo de la mesa—. Pero tendrá un costo adicional.
—¡¿Más?! —Junsu soltó con incredulidad, la suma que él establecía en el contrato era ya casi el doble de lo que solían pagar.
Jaejoong asintió sencillamente. —Mi propuesta es que podemos dividir los gastos de los alimentos en partes iguales y sobre eso hacerme una rebaja del sesenta por ciento —Levantó su mano derecha para detener las protestas que pretendían dar—. O pueden seguir como antes, solo que, puesto que no preparan su propia comida, tendré que prohibirles el uso de la cocina ya que no compartiré nada de lo que yo haga.
Sus caras de asombro se enfatizaban por la apertura de sus bocas. Algo en su expresión les hacía creer que realmente eso pasaría y que no eran vanas palabras. Podían jurar que el hombre los dejaría morir de hambre solo para probarles que estaba siendo serio al respecto.
—Está bien, aceptamos el trato, será el sesenta por ciento menos para ti —Yunho declaró seriamente captando la mirada del resto.
Jaejoong espero un minuto por la desaprobación de alguno, cuando solo permaneció el silencio, se levantó mientras revisaba la hora en su reloj. —Entonces, si tienen alguna duda respecto al contrato, Park-ssi dijo que él podría aclarárselas y agradecería que le entregaran también el contrato en cuanto lo firmen —Alineó su silla retrocediendo un poco—. Hasta luego.
Sujetó su mochila por el asa de esta y velozmente se desplazo hacia la salida. Una vez que la puerta se cerró, todos aprisionaron el contrato entre sus manos resoplando al comenzar a leerlo.
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—¿Changmin-ah, sabes a dónde fue Yunho? —Changmin se detuvo luego de bajar las escaleras para girarse hacia Heechul.
—No —negó avanzando para con él—. Ni siquiera sabía que había salido. ¿Intentaste llamarlo a su celular?
—En realidad no soy yo quien lo busca sino…
—Hola —Siwon saludo moviéndose desde la cocina—. Creí que lo encontraría aquí, así que vine a invitarlo a cenar.
—Ah, ¿por qué no lo llamas? quizás no tarde en regresar —Changmin planteó metiendo sus manos en los bolsillos de su pantalón.
—Acabo de hacerlo —Siwon agitó su teléfono delante de ambos hombres—. Está ocupado, así que amablemente me dijo que tendría que cenar solo.
—La maldición del soltero —Heechul comentó dejándose caer en el sillón más cercano, liberando la revista médica que estaba en el pliegue del mueble. Imitó el gesto del bebé en la portada antes de hojearla.
Siwon rascó el lado izquierdo de su cabeza guardando el celular con la otra mano. —¿Y tú Changmin? ¿Tienes algo que hacer esta noche? Podría invitarte a cenar.
—¿Uh? De hecho si, alguien me llamó hace unos minutos y me tengo que ir ya, lo siento.
—Oh —Siwon sonrió pasando sus dedos entre su nuca y cuello—. ¿Otro día entonces?
Changmin mordió su labio inferior notando la palabra ‘cita’ implícita en la pregunta y la promesa que su respuesta proporcionaría a esta. —Claro, hyung, ¿qué tal si vienes uno de estos días y cenas con todos nosotros? —Distinguió la vacilación en la sonrisa de Siwon al mencionar a los demás, pero pretendió lo contrario.
—Ok.
Changmin asintió ligeramente antes de marcharse. Abrió el portón checando su billetera, llaves y celular en su pantalón.
Corrió directo a la parada del autobús deseando que este pasara pronto. Últimamente sus clientes iban en descenso y eran muy pocas las llamadas que recibía los fines de semana. Si quería completar el dinero para seguir teniendo donde vivir, necesitaba atender a cada una de estas.
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Había pasado una semana desde que oficialmente Jaejoong se mudo por completo. Su nueva cama arribó apenas tres días atrás junto con una cómoda y un espejo rectangular de cuerpo entero que le hacían juego a la recámara.
El depósito de su antiguo departamento resulto ser lo bastante conveniente como para conseguir otros muebles. Era demasiado penoso el tener que contratar un camión de mudanza cuando lo que tenía era tan viejo que podía destrozarse solo al tratar de moverlo. Entregó el lugar con todo lo que no podía llevar por sí mismo.
Su habitación estaba perfectamente arreglada, y él nunca había estado tan satisfecho como lo estaba ahora mismo. Recostado sobre su abdomen en la cama, releyendo el cuaderno a la altura de sus ojos.
Siendo sincero, había esperado encontrar más fallas en sus inquilinos, muchas más de las que descubrió. Aunque en el tiempo que llevaba ahí, no tuvo verdaderamente una oportunidad de tratarlos para darse cuenta de estas. Pero con las que sabía, bastaba.
Dejando pasar el hecho de que ellos no se tomaban la molestia de quitarse los zapatos para andar dentro de la casa, argumentando que nadie podía hacerse cargo del aseo diario para así mantener sus pies limpios, y agregando que el jardín en el patio trasero era un sitio especialmente frecuentado por todos, provocaba que los mosaicos de cerámica del piso tuvieran un delgada capa de tierra la mayoría de las veces.
Jaejoong se rehusó a ser el único en tomar el compromiso de las labores de limpieza, por lo que acepto a seguir tal cual lo venían haciendo. Usando calzado en el interior y repartiéndose por turnos las tareas domesticas.
El cocinar no había sido tan sencillo como lo creyó cuando los gustos variaban así como los horarios que tenían para comer, por lo que recurrió a crear un menú semanal y a separar en contenedores de plástico las raciones que a cada quien le correspondían.
Ahora solo era necesario tratar con las condiciones actuales. Rodó fuera del colchón con la libreta en su poder, se colocó sus sandalias negras de pata de gallo y salió cerrando la puerta tras de sí. Atravesó el pasillo para tocar la puerta enseguida del baño.
—¿Oye, podrías decirle a todos que los espero en la sala? —Junsu sacudió de manera afirmativa su cabeza y él caminó a las escaleras después de darle una breve sonrisa—. Gracias —habló sobre su hombro.
Diez minutos después, estaba rodeado y siendo contemplado por los cuatro hombres. —Tengo el reglamento —Reajustó su espalda a la curva del respaldo del sofá individual y respiró hondo al iniciar su predicamento—. Básicamente me basé en sus hábitos, puede que crean que estoy siendo irracional, pero realmente son cambios que necesitan ser hechos.
En medio del silencio, el bufido de Heechul se escucho como una ráfaga de viento que se filtró por alguna rendija, distraídamente giró la cara cuando todos voltearon a verlo.
—Para empezar, me he dado cuenta de que algunos no cuentan con llave y que por ello alguien más tiene que abrirles. Como podrán darse cuenta, esto no es un hotel, así que nadie está en la obligación de estar al pendiente de la puerta.
Junsu juntó sus manos sobre su regazo moviendo sus pulgares golpeándolos entre sí. Jaejoong no había mencionado nombres, pero sabía que el único al que constantemente se le perdían era a él mismo, sin embargo, en silencio siguió escuchando.
—Tengo tres juegos de llaves extras —Sacó los metales atados con una simple argolla y los dejo en el centro de la pequeña mesa del café—. Si alguien las necesita, puede tomarlas. De esta forma ustedes se aseguraran de tener acceso libre a la casa y no tendrán que buscar donde pasar la noche si nadie acude al sonido del timbre.
Esta vez, Jaejoong miró a Junsu remembrando el primer día que durmió ahí. Cerca de las tres de la madrugada, el insistente ruido lo hizo removerse de un lado a otro en su cama, hasta que finalmente malhumorado se levanto andando con pasos pesados hasta llegar al portón. La mirilla estrellada no permitía una clara visión de la persona del otro lado, así que pegó su oreja al frío metal preguntando altamente quien era, la titubeante voz de Junsu fluyó perceptiblemente haciendo que la apariencia de Jaejoong se endureciera. Después de permitirle entrar, en reiteradas ocasiones Junsu detuvo su camino para disculparse, exponiendo que olvidó su maletín con todas sus pertenencias en el auto del compañero de trabajo que le dio el aventón. Jaejoong no dijo nada al respecto pero sin duda no había olvidado el hecho.
—Continuando con el tema del acceso, me gustaría también dejar claro que aunque ustedes pagan una renta, el uso de la habitación esta exclusivamente restringido solo para ustedes, mas en específico, preferiría que las visitas que tuvieran, sean en zonas alejadas del segundo piso y que también estas sean las menos posibles.
—¿Estas limitándonos también en eso? —Heechul elevó su tono, controlándose cuando Yunho colocó una mano en su muslo.
—No me gusta la idea de regresar y tener que encontrarme con más extraños a mí alrededor —Jaejoong añadió.
—Mis padres viven en provincia, y cuando vienen a visitarme siempre se quedan aquí —Changmin declaró encimando sus talones para frenar el repentino tambaleo de su pierna derecha.
—En ese caso, solo avísame con anticipación, mientras sea una visita temporal de tu familia no hay problema. Cualquier ajeno, queda fuera de toda discusión.
Jaejoong repasó la lista apuntada en el cuaderno, tratando de comprobar si había cubierto los puntos citados ahí. Al no encontrar algo olvidado, alzo la vista—. ¿Alguna pregunta?
—¿Esto es todo? —Junsu cuestionó moviéndose incómodamente en el asiento.
—Por el momento, si algo se presenta después, entonces se los haré saber.
—Respecto al internet —Changmin habló apresurándose en continuar cuando Jaejoong se proponía a interrumpirlo—. Yunho hyung dijo que él podía pagarlo, ¿eso está bien?
—Si el contrato estará a su nombre, no hay problema —manifestó seriamente.
Yunho y Changmin asintieron, con lo cual Jaejoong se puso de pie dando por terminada la conversación.
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—Ja, este tipo dijo, no quiero llegar y encontrar más extraños, MÁS —Heechul puntualizó.
Changmin caminaba de un lado a otro en su habitación, recolectando los libros desperdigados en su pequeño escritorio y muebles contiguos. —Bueno hyung es su casa, no nos conoce por lo tanto lo somos para él.
Heechul valoró la respuesta hallándola similar a la que Yunho le había dado antes, resopló deteniendo sus movimientos. —Yah, ¿de qué lado estás? —Se dejó caer sentado en la cama recién tendida, la cabecera de esta resonó al friccionarse contra la pared.
—Solo adaptémonos a lo que él diga y así podremos quedarnos —Changmin razonó alineando la pila de libros en un banco de plástico.
Suspirando, Heechul estiró sus brazos contemplándolo ordenar el estante que utilizaba como librero. —¿Hoy no te han llamado? —cuestionó.
Negó girando después la cabeza hacia él. —Apagué el celular —Heechul arqueó una de sus cejas por lo que Changmin agrego—: Necesito estudiar
—¿Es eso o es que esperabas que Junsu saliera hoy contigo? —Changmin simplemente se encogió de hombros—. ¿Por qué no le llamas a Siwon?
—¿Para qué?
—Para decirle que esta noche si puedes aceptarle su invitación a cenar —Changmin tornó los ojos antes de negar por segunda vez dirigiéndose ahora a su escritorio—. Sabes, no tengo nada en contra de Junsu, pero creo que él se está aprovechando de ti, el pasado sábado tú pagaste la apuesta que él perdió y que conseguiste a cambio ¿un gracias y una sonrisa? ¿y después qué? se fue a comer con su amigo en turno y tú te pusiste hacer lo que a él le correspondía.
La entrecerrada mirada de Changmin abandonó el lapicero y montón de bolígrafos esparcidos alrededor del mueble para enfocarse en Heechul. —Yo me ofrecí, él no me obligo ni me lo pidió, yo lo hice porque así deseé hacerlo.
Heechul exhaló sonoramente levantándose de un brinco. —Es por esto que no creo en el amor, te convierte en un esclavo ciego de otra persona —declaró sin más, saliendo del cuarto.
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En un segundo, Junsu apretó fuertemente su puño lanzándolo contra la mandíbula del hombre sentado en el lado del conductor. —¡Te dije que no!
Jaló la manija de la puerta y luego de bajar del auto, la azotó tan bruscamente que se disparó la alarma del vehículo estacionado detrás de este.
Mientras avanzaba, escuchó como su nombre era gritado seguido de docenas de malas palabras, a Junsu no le importo, continúo caminando limpiándose constantemente sus labios con el dorso de su mano derecha y enderezándose la ropa.
Al llegar a la esquina de la calle, notó como el autobús se aproximaba por lo que apresuró sus pasos llegando a la parada justo al tiempo que este se detenía para que una mujer pudiera descender de el.
Ocupó uno de los asientos individuales de la parte trasera ladeando su cabeza para recargarla en la ventanilla a su lado. La incomodes por el ligero retumbe del vidrio que provocaba el movimiento del transporte público, era insignificante en comparación al ardor de sus nudillos al pasar las puntas de sus dedos izquierdos por ellos. Cerró sus ojos ocultando su mano lastimada detrás de su chamarra de mezclilla pensando en porqué en primer lugar salió con ese tipo que gritaba patán a simple vista.
Cuando el autobús se detuvo para que más pasajeros lo abordaran, Junsu miró hacia fuera deparando en la pareja que caminaba por la banqueta con sus manos entrelazadas. Con envidia, sus ojos se mantuvieron en ellos hasta que el conductor volvió a ponerse en marcha. Él quería eso, alguien con quien poder compartir su tiempo, para hablar, divertirse y apoyar. Alguien a quien poder dar y recibir amor.
Pero esa noche y muchas otras anteriores, solo había conseguido tener un mal rato. Manos inquietas y proposiciones apresuradas para ser la primera cita. Junsu no era un puritano ni pretendía aparentarlo, pero sin duda tampoco era un libertino.
Supuso como sería el final de la reunión con ese hombre desde el momento en que las simples muestras de afección se convirtieron en incómodos toqueteos más allá de su espalda. Pero no dijo nada, porque creyó que no era para tanto. Entonces cuando estuvieron dentro del automóvil, el tipo menciono algo acerca de ir a su departamento y aunque Junsu rechazo la oferta, aparentemente no fue lo demasiado convincente como para que él desistiera en sus intentos por deshacerse de sus ropas o por sujetar partes que no estaban permitidas tocar.
Junsu se percató de que estaba acercándose a su destino así que se puso de pie y presionó el timbre. Cuando el autobús se detuvo, bajó y empezó a caminar las tres cuadras que le faltaban para llegar a casa.
Con la mirada al suelo, metió las manos en sus bolsillos del pantalón, luego en los de sus demás prendas no encontrando lo que buscaba. Se recargó en la barda junto al portón mordiendo su labio inferior sacando su celular para teclear un mensaje en este. Después de tres minutos la puerta se abrió dejando ver a Changmin vistiendo su pantalón para dormir y una larga gabardina.
—Lo siento, no sé donde deje las llaves —Le dijo en cuanto estuvo dentro y escucho el rechinido al cerrar.
—¿Cómo te fue? —Changmin preguntó caminando detrás de él.
—Nada especial —soltó aludiendo los detalles al no desear oír un certero ‘te lo dije’.
Changmin había hecho hincapié en los contras de salir con un sujeto que conoces en una farmacia examinando el área de preservativos y lubricantes, mientras tú buscas un tubo de pasta dental en el estante adverso. Dónde estuvo su raciocinio en ambos momentos, Junsu aún lo desconocía.
—¿Volverás a verlo? —Junsu negativamente movió su cabeza y él resistió la sonrisa que sus labios querían formar. Definitivamente estuvo lejos de ser especial, concluyó.
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Jaejoong plegó el periódico y lo situó encima del buró junto a su cama antes de bajar de esta e ir hacia la ventana. Era el primer viernes libre que tenía en mucho tiempo y estaba aburrido. Apartó las nuevas persianas para poder asomarse hacia fuera, la fresca brisa movía su cabello al tiempo que se perdía en el ruido que el movimiento de las hojas de los arboles hacia debido al aire. Entonces vio una porción del toldo cubierto por la sombra del naranjo plantado a un metro de ahí. Aspiró decidiendo pasar un rato en aquel lugar.
Bajando por las escaleras escuchó el murmullo de alguien en la sala, estando más cerca, reconoció a Heechul recostado en el sillón más grande hablando animadamente por teléfono, ignoró la escena desplazándose a la cocina y luego al patio.
Tanteó la pared exterior queriendo hallar el interruptor de la luz, debía existir alguno puesto que aunque no había ido ahí por la noche, en alguna ocasión vio la iluminación desde su habitación. Pero al no dar con este, se debatió entre regresar o continuar de igual forma. Con un mejor clima fuera que dentro, optó por lo segundo andando por la rampa de cemento hasta sentir lo blando del césped bajo sus sandalias.
Con la oscuridad, lo único que podía observase era el color claro del columpio, así que se dejo guiar por este esperando que ningún bicho raro atacara los desnudos dedos de sus pies. Estando a casi nada de llegar, distinguió la silueta de una persona sentada. Sus pasos se frenaron totalmente cuando pudo enfocar claramente el rostro de esta.
Frunció el ceño dando media vuelta alcanzando a avanzar muy poco antes de que le hablara.
—Jaejoong-ah —De nuevo escuchó.
Sus puños se oprimieron en sus costados retornando para enfrentarlo. —El hecho de que todavía estés aquí no es porque así yo lo desee, sino porque no puedo hacer mucho al respecto —Advirtió como la pequeña sonrisa en él, se desvanecía para ser remplazada por un gesto de seriedad—. Así que no te molestes en manejar cierto tipo de confianza con el fin de obtener algún beneficio, hace mucho que eso dejo de tener efecto en mí —Con eso, giró sobre sus talones alejándose de él.
—¿Eso significa que debo dirigirme a ti formalmente? —Yunho cuestionó por lo bajo pero lo bastantemente audible para Jaejoong.
—Preferiría que nos ignoráramos mutuamente —respondió sin detenerse ni mirarlo, haciendo su camino al interior de la casa.
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Yunho atravesó la calle después de mirar hacia la esquina de la acera opuesta. Una enorme fila compuesta casi en su totalidad por hombres vestidos principalmente de blanco, estaba formada al frente del improvisado puesto a la orilla de la cafetería ‘Cafeto’. Aunque a lo largo de la cuadra había más “negocios” como aquel, este era el único que tenia tal numerosa concurrencia.
Se incorporó a la hilera sorprendiéndose de cuán rápido más hombres iban colocándose detrás de él, quizás por eso era que la línea nunca parecía tener fin.
—¿Que venden aquí? —Oyó a alguien preguntar.
—Yogurt y galletas caseras —Le contestaron.
—¿Entonces qué tiene de especial eso para que haya tanta gente?
—El chico que lo vende —Yunho sonrió por la respuesta, ajustando el objeto en su mano derecha.
En un momento, pudo observar el desorden en la punta de la fila alcanzando a distinguir los chillidos de ‘Fórmate’ y ‘Yo llegue primero’. Después de eso, su sonrisa se amplió más cuando el encargado grito: —¡Si no se comportan no le venderé a ninguno!
A Yunho solo le bastó echar un vistazo para notar la velocidad con la que se enderezó la formación.
Cuando fue su turno, escuchó el tono amable del chico que instantes antes sonó tan diferente. —¿En qué te puedo ayudar? —Le dijo manteniendo su vista en los diversos montones de productos sobre la mesa.
—Busco al dueño de esto —Yunho agitó la manta verde agua, perfectamente doblada en su mano
—Oh —pronunció Jaejoong al alzar la vista y tomarla inclinándose levemente—. Gracias.
Ambos permanecieron callados observándose mutuamente, hasta que alguien asomó la cabeza por encima del hombro de Yunho. —Disculpa, pero algunos tenemos prisa —mencionó.
Jaejoong vio de Yunho hacia la gente que esperaba detrás y luego otra vez a él. —Compraré esto —anunció agarrando una bolsa de papel celofán que contenía seis galletas de avena según indicaba la etiqueta pegada en el paquete—. ¿Tienes café?
—No, solo en la cafetería —Jaejoong apuntó al local aledaño antes de recibir el dinero que el brazo extendido le brindaba.
Yunho asintió yendo al establecimiento y entrando en el. Luego de unos minutos regreso con un vaso de unicel en su mano, se quitó su mochila de tirante transversal, con una mano abriendo el cierre para sacar su carpeta-recopilador y dejarla sobre la banqueta para sentarse en ella. Odiaba siempre tener que tomar tanto cuidado con la ropa blanca.
Destapó la envoltura sacando una galleta para llevarla directo a su boca, comiéndola y bebiendo del café mientras observaba a Jaejoong atender a los clientes. —Por cierto, me llamo Yunho —Vio la confusa expresión en él cuando se viró a mirarlo, regresando después su atención al hombre que sujetaba un vaso de plástico con yogurt de fresa—. ¿Y tú?
—¿Eh? —Detenidamente examinó a Yunho procesando su pregunta—. Jaejoong —soltó guardando en el cajón metálico, el dinero que acababa de recibir.
Yunho terminó su café sonriendo, mordiendo luego otra de las galletas masticándola y sacudiendo las migajas de su bata al mismo tiempo. —Estuve trayendo conmigo la frazada, aunque pensé que no volvería a verte.
Jaejoong se mantuvo callado fijándose ocasionalmente en él en lo que despachaba hombre tras hombre hasta que Yunho se puso de pie alisando su ropa, metiendo en su mochila la carpeta y colgándosela sobre el hombro. El vaso vacío fue a dar en el interior de un bote de basura que Jaejoong tenía junto a la pata de la mesa y la bolsa con aun la mitad del contenido la depositó dentro del bolsillo de su bata.
—Nos vemos —Yunho se despidió removiendo su mano mientras esperaba que ningún auto transitara por la calle para poder cruzarla, cuando fue así, se despidió una vez más corriendo antes de que algún vehículo pasara.
Jaejoong conservo sus ojos en él, notando como este se agachaba frente a un indigente para entregarle el empaque con las galletas intactas que llevaba en su bata, el hombre inclino su cabeza y Yunho palmeó su antebrazo ingresando enseguida por las rejas abiertas de la entrada principal del hospital.

16 comentarios:

  1. waaa q ocurrio con ellos????
    xq parece q Jaejoong odia a YunHo???

    Gracias x el cap =D

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    1. No lo odia solo lo detesta :P

      saludos...

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    2. jajaja no sabes como me rei con el "no lo odia solo lo detesta" que genial!!

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    3. pero ya no tanto, cambie de parecer XD

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  2. Ulala~
    Esos dos tienen un pasado misterioso, uno con olor a café y sabor a galletas, así que a a tú salud y el éxito de tú fic brindare con un moccachino XD

    Se lee interesante. Un descanso y le sigues eh
    glu glu glu

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    1. segura que no era alcohol en lugar de café? nah es broma. Nos leemos :D

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    2. Pues en la madrugada todos los líquidos se parecen, digo después de tomarlo todo parecía más feliz LOL

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    3. XD quizás era un café adulterado, pero lo importante es que tuvo un buen efecto en ti

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  3. ¡Capítulo! Me ha hecho muchísima ilusión ver que había actualización esta mañana ^^ así se puede empezar bien el domingo. Me encanta cómo escribes y me está resultando de lo más emocionante el fic ^^ sobre todo por ese pasado misterioso que está ahí revoloteando sobre ellos. Ais, pobre Junsu perdiendo las llaves y teniendo accidentes :S

    Muchas gracias!

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  4. WAAA AME ACTU ACTU¡¡¡¡ GRACIASS¡¡¡¡¡¡¡¡ MM VUELVO LUEGO A DEJAR COEMTARIO DEL CAP¡¡

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  5. me enkanto el cappp¡¡ q pasado tendran elloss? kelo saber¡¡¡ esta muy interesante¡¡ conti porfas¡¡ ahh soy Joongie en el facebook¡¡ jiji saludos

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  6. ohh en verdad me ha encantado el cap... ahora tengo más curiosidad que antes por saber que fue lo que paso con el YunJae???

    Es Junsu tan despistado como para no darse cuenta de que Minnie esta ennamorado de él????

    Falta mucho para el SiChul???

    Gracias por el cap y please no tardes mucho en actualizar ^_^

    Besos

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  7. Yunho y Jae ya se conocen, pero algo malo pasó entre ellos.

    Gracias!!!

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  8. Omg la trama , el desenvolvimiento de la historia me encantaaaaaaaaa ❤❤❤❤❤❤❤❤
    Hay tantos capitulos por leer 😍😍😍😍😍

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